Cuando se habla de pesebres y de personajes campesinos colombianos, se manifiestan las manos de Florián. Artesana tradicional que, narrando vivencias propias y de su entorno, crea siluetas en yute que representan de forma artísticauna relación íntima con lo natural.
Las figuras no tienen rostro, porque ven a través de los rostros de quienes las contemplan. Sus expresiones están relacionadas con los trajes, las visiones y losoficios de su estirpe; son portadoras de energía natural, de tiempos pasados que se resisten a desaparecer.
Desde la tranquilidad de su pequeño taller, lugar sagrado de iluminación; sus manos dan vida a piezas y figuras artesanales, mientras se mueven al ritmo de la música que sus oídos perciben. Tijeras, retazos de tela y una mujer que crea representaciones cargadas de identidad cultural, llenando de sentido y rehaciendoantiguas labores para dar vida a RECREAR.
“El arte de recrear la cultura de nuestro país”
En Zipaquirá, Cundinamarca se escucha la música de los telares que teje Martha Quintana con su manos y pies llevándolos a un solo ritmo. Como tejedora ha dado vida a su casa con sus tejidos y a la vez como un manifiesto de agradecimiento hacia Don Pedro, su padre que cuenta con una maestría en el oficio de la tejeduría.
Los urdidos son la chispa de sus telares, las cañas y lanzaderas juegan y unen tejidos que logran la producción de ruanas tradicionales o de colores, creacionesartesanales que han permitido que Tejidos Susagua sea una marca reconocidaen calidad y cuente con el sello hecho a mano.
Con el transcurrir de los años, palabras como pesas de lana, fibras, trama y tejido tienen mayor relevancia para ella, quien desde jovencita ha mantenido largas conversaciones con Don Pedro sobre este saber ancestral. Martha dedica parte de su vida a trasmitir este oficio a mujeres del municipio que quieren aprenderlo, cuidando con dedicación el legado sagrado la Familia Quintana.
“La tradición artesanal la lleva en sus manos”
“Desde los 8 años mi abuela me ponía a hacer pedacitos de esteras en junco, después se ingeniaron los cestos y así vamos modernizando”. En sus palabras y con esa bondad de maestra artesana, Dora Flor nos conecta con sus raíces y el territorio.
Desde muy niña ha usado botas de caucho, listas siempre al lado de la cama. Muchas veces su alarma sonaba a las dos de la mañana, hora de iniciar la labor artesanal; caminar hasta la laguna, tomar su canoa para ir a cortar y extraer el junco y la enea; traer los manojos cerca a la ladera de su casa, dejarlos secar por más de quince días y así, empezar a enrollar y anudar cada vuelta, para crear los famosos canastos.
Flor es una mujer hábil, su labor y talento representan a cientos de familias fuqueneses. Lleva con ella el linaje de las costumbres y vivencias de los artesanos de la región, que alterna con las actividades agrícolas y ganaderas que dan sustento a su hogar. Orgullosa de su origen y lo que ha logrado a pulso con sus manos
Los urdidos son la chispa de sus telares, las cañas y lanzaderas juegan y unen tejidos que logran la producción de ruanas tradicionales o de colores, creacionesartesanales que han permitido que Tejidos Susagua sea una marca reconocidaen calidad y cuente con el sello hecho a mano.
Con el transcurrir de los años, palabras como pesas de lana, fibras, trama y tejido tienen mayor relevancia para ella, quien desde jovencita ha mantenido largas conversaciones con Don Pedro sobre este saber ancestral. Martha dedica parte de su vida a trasmitir este oficio a mujeres del municipio que quieren aprenderlo, cuidando con dedicación el legado sagrado la Familia Quintana.
La majestuosidad de la Laguna de Fúquene, Cundinamarca se mezcla con la sonrisa de José Briceño, un artesano que trabaja y hace homenaje al oficio de cestería en el municipio.
Desde muy niño, Agustín jugaba cargando pequeños manojos de enea sin pensar en ese momento en la idea de convertirse más adelante en artesano. Poco a poco sus manos desarrollaron una conexión natural y cobraron sentido las palabras de su madre María Elisa Castiblanco “El oficio de la cestería es de ancestros y digno de preservar en las familias fuquenenses”.
En su taller con mucha dedicación cuida cada amarre y detalle de los canastos y cartonería que ha hecho a mano entrecruzando fibras de junco y otras materias primas con las que mantiene viva esta tradición que es símbolo de la Provincia de Ubaté.
“Manos que cuidan el territorio”
Las pruebas de la vida hacen que Don Pedro y su esposa, doña Alicia; huyan del agite de la ciudad. Años atrás, decidieron buscar un lugar tranquilo y acogedor, es así como llegan al municipio de Chocontá, Cundinamarca.
Allí forjaron su nuevo hogar, lugar que pronto se convirtió en el sentir y palpitar de esta pareja. Su casa, su taller y su rebaño de ovejas, son espacios que inspiran respeto. Los días allí son encantadores, lo dicen ellos; un aire puro y acogedor los envuelve. Entre madejas de lana y el calor de los vellones, aprecian su finca y sus mimadas ovejas, a las que madrugan a consentir y pastorear.
Es una pareja ejemplar, trabajan duro, y mientras las manos de Don Pedro tallan la madera, doña Alicia no deja de hacer moritas tejidas, para dar forma a todas sus ovejas. Los diseños exaltan la riqueza del territorio y el amor por sus animales, dando ese valor de marca emocional a “OBISART” Calor ovino